La magia del Bel canto

Bel canto no es sinónimo de ópera, aunque con el tiempo haya terminado usándose con este significado. En realidad, es una técnica de canto de origen italiano, que surgió en el siglo XVI y que tuvo su máximo esplendor durante el gran auge de la ópera italiana en Europa en el siglo XIX.

Si comparamos con la danza, diríamos que el Bel Canto es al canto lo que el Ballet clásico a la danza. Aunque su traducción es canto lindo, más que bello, su rasgo principal es ser un canto virtuoso, una técnica brillante, pulida, de una ejecución ágil y perfecta. Nos podemos imaginar su mejor momento con la imagen de un cantante solista del siglo XIX, acompañado de una pequeña orquesta de cámara, exhibiendo orgulloso su adornada y ágil voz en un lujoso salón de algún palacio o mansión italiana para complacencia de una época que idolatró el espectáculo del control absoluto de la voz como instrumento y sus alardes técnicos.

Su historia esconde uno de los momentos de máximo esplendor y virtuosismo del canto y la voz que te invitamos a conocer.

Música y palabra en busca de su equilibrio

Se originó indiscutiblemente en Italia, alrededor de 1600, coincidiendo con el surgimiento de la ópera; algo que no fue azaroso, pues del mismo grupo de intelectuales que creó la ópera, la llamada Camerata Florentina, surgió el padre de esta técnica de canto, Giulio Caccini (1551-1618), cantante solista e instrumentista italiano, que a través de su obra Nuove Musiche (1601) dejó el primer testimonio escrito de dicha técnica.

Por aquellos días la historia de la música vivía una de sus transformaciones decisivas: la música instrumental se empezaba a imponer fuertemente frente a la música vocal religiosa del Medioevo. La idea de considerar la voz igual que cualquier instrumento de la orquesta, como el clavicordio, un arpa o un violín significó el primer paso en la creación del bel canto.

Sin embargo, a diferencia de los otros instrumentos, la voz podía emitir palabras. Y esta característica resultó un obstáculo para ser considerada como un instrumento más, pues en esa época, en las primeras óperas, las palabras eran más importantes que la música. Aún quedaba por luchar esa batalla. Ese fue el gran logro del Bel canto al aplicar a la voz la misma teoría y sistema musical que se aplicaba en aprender cualquier otro instrumento. Dicho de otro modo, la voz ocupó su lugar en el pentagrama y pasó del libreto a la partitura.

En el siglo XIX se logró el esplendor de la ópera italiana, que se expandió a Francia y el resto Europa, y con ello también el bel canto.  Aunque esta técnica de canto era un arte que venía del barroco, para esta fecha, era todo un espectáculo que se había puesto de moda en parte gracias a Mozart, el gran maestro del periodo clásico que, tras su muerte en 1791, había dejado muchas óperas.

El Bel canto hoy: entrenamiento vocal

Poco después, la técnica y escuela del Bel canto prácticamente desapareció, a pesar de ser un conocimiento de sumo valor para el arte vocal, más que una moda o una época. Afortunadamente Maria Callas (1923- 1977), la célebre soprano griega, entre otros, supo ver su importancia y logró resucitarle en 1949 cuando canta “Elvira” de la ópera I Puritani de Bellini.

Maria Callas, una maestra del bel canto, interpreta el rol principal Norma de la ópera de Bellini Norma in Paris, Mayo 23, 1964.

Actualmente, fuera de su contexto artístico e histórico, se ha vuelto de suma importancia en el estudio y aprendizaje del canto en general y se ha integrado a nuevos géneros. Un ejemplo de su vigencia e importancia  son las famosas Mariah Carey y Celine Dion, quienes integraron el estilo del bel canto en entrenamiento vocal y aprendizaje.

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